martes, 1 de abril de 2014

Se sueñan unos labios


Nunca hay vidas que nos hieren,
tan solo un dolor incierto
siempre que palpamos nuestra alma
y encontramos la cicatriz del silencio. 

Nunca se producen milagros,
como mucho, se sueñan unos labios
que se abren rompiendo la calma.
Un cálido despertar
envuelto en sábanas desechas,
espeso derramarse
en paisajes de húmedas paredes
y sonrisas entreabiertas.







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