Quiero sentirte dentro de mí, firme y en lugares nunca amados por nadie. Quiero que me sientas libre en esos trozos de tu piel que no saben que me pertenecen.

Recorre el mapa de su piel remarcando cada una de sus fronteras con la lengua, para detenerse ante esa tierra de nadie que convertirá en suya por primera vez.

Mi boca sobre la tuya, empujando lentamente mi lengua. Un beso largo y provocativo antes de que me quites toda la ropa y me hagas el amor de forma salvaje.

No renuncio a mi respiración entrecortada, a mi piel cubierta de escarcha, a mi boca bebiendo sin saciarme, a ese cuerpo reducido a escombros entre mis manos. No renuncio a tí.

Bajo mi vientre tu lengua fluye, incansable y atenta hasta traspasar mi cuerpo, derrotado y sumiso........para deleitarse en la única parte de mí que en estos momentos permanece viva.

Sin nada más que tus ojos convertidos en palabras, me inundas en un instante, transformando mi cuerpo en tu esencia hecha carne.

Tu lengua disputa a tus dedos el calor de mis labios, desprovistos de todo lo que no sea el ansia de sentir cómo deshaces mís limites.

Mis labios te acogen, ansioso y egoísta mientras mi boca, libre de las ataduras de tu lengua, perfila un gemido.

Casi tocar con la mano la inmensidad de tu sexo, casi sentirte desde todos los ángulos de mi entrepierna, casi dejar las palabras para cuando necesitemos desconocernos.

Amar, besar, comer, soñar, decir, beber, jadear, oler, callar, gemir, sentir y, en cada acto, morir.

Soledad entre las murallas de tu cuerpo. Vértigo de derribar, una a una, las piedras que separan mis labios de tu vientre.

Dentro de poco comenzará la historia