jueves, 10 de abril de 2014

De este paisaje.


De este paisaje
que es mi cuerpo
sobre una hoja en blanco,
no quedan más que tus caricias
en forma de palabras.

En mi pecho se dibujan
tus dedos quemando mi piel,
reventando de pasión
mis débiles costuras.

En mi cuello reposan
restos de tu aliento que me dan vida,
me cubren de bruma,
me mojan.

Mis caderas ceden, prodigiosas,
al empuje de tus vientos
y se marca en mis labios,
el lento paso de tu boca.

En el hueco de mis piernas
dónde duerme mi lujuria
esperando tu regreso,
me hablan a tientas
las sombras de tu deseo,
mientras me entrego a ti
para sobrevivir a mi locura.




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