domingo, 27 de abril de 2014

El espejo I


Ahora sé que te amé
con esa fiebre animal
que azota los sentidos.
Dejando hablar a mis dedos,
alimentando instintos.
Y ahora sé que me amaste
a golpe de labios cerrados,
lejanos y certeros.
Como se desea la lluvia,
que acaricia la vida tras los cristales,
para alimentar el frío de tu alma
con mis retales.


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