Llegar a ti
con el corazón
desterrado de mi pecho.
Con mi boca,
desgranada sobre tu piel,
en interminable rosario.
Y mis manos,
midiendo tu crecida
entre mis dedos,
en eterno rezo.
Llegar a ti
tras morir una vida entera,
para resucitar
en el trecho que separa
el primer beso,
del último latir de tus caderas.
con el corazón
desterrado de mi pecho.
Con mi boca,
desgranada sobre tu piel,
en interminable rosario.
Y mis manos,
midiendo tu crecida
entre mis dedos,
en eterno rezo.
Llegar a ti
tras morir una vida entera,
para resucitar
en el trecho que separa
el primer beso,
del último latir de tus caderas.
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