martes, 29 de abril de 2014

El espejo III


Ahora sé
que no habrá una mirada
desde la que saltar al vacío.
Ni amaneceres cuerpo a cuerpo,
en los que no hay guerra se gana
ni caricia que se pierde.
Que no me derramaré,
con el deseo de amarte intacto,
sobre el cálido manto
de tu pecho estrellado.


Ahora sé
que jamás mojarás mi lecho.
Que mi pelo enredado
nunca será el manto de tus desvelos,
y que no te guardaré entre mis manos.
Otro sol y otra boca,
dibujarán tu sonrisa en el espejo.




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