martes, 4 de febrero de 2014

La piel siempre dormida

Tras la máscara que me cubre
están los ojos que te miran,
y la boca que se humedece
cada vez que te nombra.
Tras el cuero y el encaje
descansa el corazón
que sin ti no late.
La piel siempre dormida,
el cuerpo abandonado...
Y el tiempo,
esa eternidad vacía
en la que tu evocación renace,
convertida en sombra.


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