viernes, 6 de diciembre de 2013

Creciste en mis manos

Creciste en mis manos,
cobrando vida mientras te escurrías entre mis dedos,
susurré a tu oído todos mis pecados
y, como los besos que desnudan el alma,
fuiste eterno. 
Dormiste bajo mi piel y te amé
hecho caricias, rozando silencios.
Te cobijé, convertido en sal,
bajo mis sábanas blancas,
mientras tu aroma inundaba mi espalda y mi madrugada.
Dibujaste estrellas de fuego sobre mi pecho
que murieron tras ser canción, silencio y versos.
Atravesaste todos mis espejos
y a tu lado abandoné lluvias, soledad e invierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario