A veces los días
se cosen con retales de vida.
Es entonces cuando volamos sin alas,
encendemos hogueras
y somos valientes
para quemar viejas cartas.
se cosen con retales de vida.
Es entonces cuando volamos sin alas,
encendemos hogueras
y somos valientes
para quemar viejas cartas.
A veces los días se vuelven encuentros,
cuadros pintados y libros abiertos.
Arañan distancias,
devuelven sonrisas
y nos dejan trozos de piel en los dedos.
cuadros pintados y libros abiertos.
Arañan distancias,
devuelven sonrisas
y nos dejan trozos de piel en los dedos.
A veces los días son de alguien,
que en la nada se encuentra.
Huelen a piel,
tienen nombre,
y hacen de un cuerpo,
una linea sobre el horizonte.
que en la nada se encuentra.
Huelen a piel,
tienen nombre,
y hacen de un cuerpo,
una linea sobre el horizonte.
A veces los días no existen.
Son esa húmeda gruta,
dedos ajenos que descubren misterios,
son carne y liquido manjar,
sensual locura.
Son esa húmeda gruta,
dedos ajenos que descubren misterios,
son carne y liquido manjar,
sensual locura.
A veces los días no acaban.
El sueño los transforma en eternos,
simplemente reposan en nuestra almohada
a la espera de ser,
antes de que los arrastre el tiempo.
El sueño los transforma en eternos,
simplemente reposan en nuestra almohada
a la espera de ser,
antes de que los arrastre el tiempo.
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