Soy el
temblor que turba tu sueño,
la mano que guarda una
caricia,
un atardecer
lluvioso,
el
sol que se inclina sobre tu horizonte.
Soy el
ritual de todas tus noches,
ese volver
tarde arrastrando
las horas,
la pasión
tras el miedo,
el engañar a
tu descanso sin reproches.
Soy la carne
que despierta a tu llamada,
el
aliento que en tu pecho
te hace
latir,
la mejor
forma de morir,
el hielo que
se convierte en llama.
Soy la lucha
que interrumpe tu recreo,
el amar sin
reglas,
ese cuerpo
que en tus labios,
derrama su
cadencia.
Soy los besos
que se visten de negro,
el rio
que desborda su cauce,
la liquida libertad
que me convierte en tu cárcel.
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