martes, 1 de octubre de 2013

Que...


Que el sabor de tu pecho
deje de ser desvarío,
que me encuentre la noche
al amparo de tu brisa,
confundidos tu aliento y el mio.

Que alejes miedos,
ofrezcas calma,
que el mundo abarque
la inquietud que desborda
las esquinas de tu cama.

Que tus manos paren el tiempo,
me conviertan en agua,
que la conciencia se pierda
desdibujada en mi cuerpo y tus ansias.

Que no quede noche, momento, instante,
en que deje de ser yo misma
para diluirme en el placer
del turbio océano de tu carne.


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