miércoles, 2 de octubre de 2013

No...

No hay libro
capaz de guardar los versos que aman,
ni palabras que conjuren al tiempo.
No queda playa,
recóndita o desierta,
que no traiga a su orilla
lo que ayer fueron tus promesas.

No queda nada,
ni suspiros, ni recuerdos.
Sólo mi cuerpo desnudo
languideciendo,
en los que desangrarme
en cada espera,
en cada cuerpo habitado,
en cada cama deshecha.

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