Por ti aprendí
a beber agua del río, a querer sentir frío.
A remar contracorriente,
a tomar impulso,
a volver a creer en la suerte.
a beber agua del río, a querer sentir frío.
A remar contracorriente,
a tomar impulso,
a volver a creer en la suerte.
Por ti dejé
de abrazar otros cuerpos,
de someter mis silencios,
de acumular reproches,
de tener miedo a la noche.
Por ti volví
a interpretar mis sueños,
a rezar otro credo,
a desnudarme cada madrugada,
a regresar,
descalza al mismo puerto.
En ti encontré
el filo de un arma que no mata,
una piel con sabor a vino,
el aroma a sábanas quemadas,
la pasión que remueve mis montañas.
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