viernes, 7 de marzo de 2014

Entre tu vientre y mis labios

Déjame que te enseñe a morir
una y otra vez sobre mi pecho.
Precipicio que nace
en mi cintura abierta por el acariciar,
hasta ahora no escrito,
de tus dedos.


Déjame que te lleve,
de la mano de todas mis perversiones,
a ese mundo que descansa
en mis manos abiertas,
que conducen anhelos
nacidos de caderas desiertas.
 
 
Déjame que cierre,
cada vez que te bese,
todas las heridas.
Que tras hacerlo,
mueras dulcemente en mis brazos,
fundiendo en un beso,
tu vientre y mis labios.
 
 

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