Frente al espejo
las mismas noches,
los mismos lugares,
los mismos rincones
que ahora llenan los reproches.
Frente tu olvido,
mis manos sustituyen tu cuerpo,
encierran tus caricias,
me regresan a los amaneceres
en los que rompimos silencios,
templamos labios y arrasamos nuestras carnes
tras ahogar en gemidos nuestros miedos.
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