lunes, 26 de agosto de 2013

Herida


Herida.
Con ese dolor que consume el alma,
que, como veneno, recorre mis entrañas
sangrando
con cada una de tus mentiras.

Herida de tiempo y vida,
rasgando mi pecho
todos los te quiero que no me dices,
volcando mi dolor y mi rabia
en infiernos que reposan sobre otras camas
y que me dejan cicatrices.

Herida, no de muerte,
hecha a todas las bocas que por ti me amaron,
de labios que encontraron los mios
pero nunca me besaron.

Herida cada vez que te veo en otras manos,
en la agonía de mis dedos que te buscan
y que,
tras suturar con mi boca
una piel que nunca es tuya,
me devuelve a la tristeza
de los eternos derrotados.



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