martes, 20 de agosto de 2013

De tanto...



De tanto encontrar tu mirada
en todos mis rincones
me acostumbré a no verme,
a no ser si no era en ti,
a dejar de quererme.
De tanto reposar sobre tu lecho
convertí en cenizas el ayer,
naufragué en tus miedos
y amarré mi barco en el último puerto.
De tanto sentir en mi mundo
todos tus aromas,
hice de mi cuerpo un templo
donde quemar todos los inciensos.
De tanto gozar cada noche,
de tanto placer encontrado
en esa locura
que fue beber de  tu vientre
y cerrar entre mis piernas todas las heridas,
me dejé morir en los cielos
que encontré tras emprender la huida.

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