Me dejaron tus manos,
y el miedo a morir de frío
pudo más
que el dolor del abandono.
Me desnudé de tu paisaje,
me convertí en otro lienzo,
pero no reinó de nuevo
ninguna luz cálida en mi desierto.
Abrí mi cuerpo sereno
al color de otros pinceles,
otras bocas,
otras lenguas
se plasmaron en la noche
y en cada una de mis pieles.
Ya no encuentro palabras
ni te deshago en mis versos,
trazo mi agonía sin colores,
mientras tu amanecer
se escurre, poco a poco,
entre mis dedos.
y el miedo a morir de frío
pudo más
que el dolor del abandono.
Me desnudé de tu paisaje,
me convertí en otro lienzo,
pero no reinó de nuevo
ninguna luz cálida en mi desierto.
Abrí mi cuerpo sereno
al color de otros pinceles,
otras bocas,
otras lenguas
se plasmaron en la noche
y en cada una de mis pieles.
Ya no encuentro palabras
ni te deshago en mis versos,
trazo mi agonía sin colores,
mientras tu amanecer
se escurre, poco a poco,
entre mis dedos.
Me has emocionado... (no puedo, no sé, decir más).
ResponderEliminarBellísimo...
Besazos.
Es un poema que nce de mis entrañas. Supongo que eso se transmite en todo; en las palabras que se dicen y en las que callan. Es uno de mis preferidos.
EliminarGracias a tí por tu sensibilidd y por tu apoyo.
Besazos.