Me canse de no verme
si no me miran tus ojos,
de no encontrar más espacio
que el dejado entre aquellas madrugadas
y mi cuerpo olvidado.
Te veo en mis noches sin sueño
y me entrego a ese espejo
que ya no devuelve tus manos
moldeando mi pecho.
Me acerco a mi imagen y me invade
el calor de tu boca, rompiendo cristales,
respiro con fuerza y tu aliento,
llegado del frío,
transforma mi intento de olvido
en mi eterno suplicio.
si no me miran tus ojos,
de no encontrar más espacio
que el dejado entre aquellas madrugadas
y mi cuerpo olvidado.
Te veo en mis noches sin sueño
y me entrego a ese espejo
que ya no devuelve tus manos
moldeando mi pecho.
Me acerco a mi imagen y me invade
el calor de tu boca, rompiendo cristales,
respiro con fuerza y tu aliento,
llegado del frío,
transforma mi intento de olvido
en mi eterno suplicio.
A veces, el único espejo posible para uno mismo son los ojos, el cuerpo y la voz de otra persona... Es cierto, aunque a veces la soledad pesarosa lo transforme en ese suplicio eterno y melancólico.
ResponderEliminarBuen poema... Desgarrador pero con algo de esperanza que lo hace más bello aún.
Abrazo.
Tú lo dices, muchas veces nos reflejamos en otra persona y corremos el riesgo de desdibujarnos. Como alguien me dijo "que siempre que te mires en el espejo, nunca dejes de verte." esa es la verdadera esperanza y el reto.
ResponderEliminarBesos.