miércoles, 29 de enero de 2014

De espaldas al mundo.

 
De espaldas al mundo,
conjurando mis miedos
tras saber que nada es una isla,
que nunca serán tus manos las que me vistan.

Hundida en los restos del paraíso
que ayer limitaron nuestros cuerpos,
lucho por matar el recuerdo de tu boca
con el deseo como permiso,
abriéndose paso entre mis piernas,
apartando carne, deshaciendo olvidos.

Me desespero por arrancar de mi memoria
tus labios envolviendo mis pechos,
todas las horas inciertas,
el momento en que creciste en  mi noche
hasta convertirte en inmenso.

Me envuelvo en la locura
de esta habitación que es desierto,
en este cuerpo que agoniza
ajeno a todo, fuera de sí,
y de los limites húmedos de un sueño.


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