martes, 5 de noviembre de 2013

Ser



Ser el para siempre
de manos que dan vida,
de unos dedos que conocen mis medidas,
de caricias que no atenazan...
El fin del mundo
de unos labios que no escuecen,
la tierra prometida
de la urgente tentación que no envejece.

Ser todos los besos,
las promesas nunca cumplidas,
el veneno que me enloquece
cuando corre por mis venas,
la libertad que se convierte en condena.

Ser el último abrazo,
las perversiones que arden
en costuras deshechas.
Tras más de mil noches,
el amargo aliento del final sobre tu pecho,
el lento temblar de mi vientre
con mi ansia de sentirme en ti,
como sensual derroche.


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