sábado, 29 de junio de 2013

Herida que nunca me mata




En la tormenta,
el temporal estallando
entre mis piernas abiertas,
mi espalda tu espejo,
mi pecho ese cielo
que tocan tus dedos.

En la galerna,
mi cintura requiebra,
tus piernas me anclan,
tu nalgas me atan al mundo,
mientras tu cuerda se tensa.

En la ventana,
el cristal de tus labios
me empaña,
me corta,
frío y duro
atraviesa mi cuerpo,
herida que nunca me mata.
 
 
 

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