Bastará recordar tu aroma,
decir tu nombre,
evocar en mi piel
todas las promesas rotas.
Bastará con morir un poco cada tarde,
en el sereno momento
en que vuelva a encontrarte.
Bastará con sentir tu aliento
sellando mis heridas,
con encontrarte en mi sueño a cada paso,
con rehacer en mi interior tu cuerpo de barro,
con mirar tu vientre con mi lengua
agotando saliva y distancia.
Bastará con encontrar
mi lecho envuelto en calma.
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