lunes, 9 de junio de 2014

Los restos de tu alma.


Recuerdo aquella vida
en que mi carne se alimentó de tus labios.
Desorientada,
recorro la inmensidad de mi cama
con la esperanza de empaparme
de los restos de tu alma.
Mi cuerpo, húmedo y extraño,
muere al reencontrar esos momentos
en que cobré forma entre tus manos
y olvidé todas las palabras,
para decir tu nombre.


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