Mis labios te acogen,
ansiosos y egoístas,
mientras mi boca,
libre de las ataduras de tu lengua,
perfila un gemido.
ansiosos y egoístas,
mientras mi boca,
libre de las ataduras de tu lengua,
perfila un gemido.
Casi tocar con la mano
la inevitable crecida de tu vientre,
casi sentirte morir
en la empapada inmensidad
que se derrama entre mis piernas.
Casi dejar las palabras
para cuando necesitemos desconocernos.
la inevitable crecida de tu vientre,
casi sentirte morir
en la empapada inmensidad
que se derrama entre mis piernas.
Casi dejar las palabras
para cuando necesitemos desconocernos.
Leyendo a Nevenka comprendes lo que es el erotismo hecho belleza. Mi aplauso
ResponderEliminarMe gusta la belleza que despierta los sentidos. Reflejarla y derramarse en sentimientos siempre es crecer, en mayor o menor medida. Gracias por tu aplauso y por tus palabras, José Luis.
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