lunes, 31 de diciembre de 2012

CHOCOLATE

Sus labios acarician los bordes con suavidad. Intenta no arder en la voluntad de sentir el placer en estado puro, esa explosión interior que le inunda de calma al percibir el primer golpe de sabor en su boca. Denso, caliente y absolutamente carnal. Tanto tiempo  sin degustar esa sensación y esa textura que, hoy como nunca, despierta todos sus sentidos. Desea gozar plenamente, no dejar nada para una próxima vez.  Retener en su boca, por unos instantes, ese líquido que le da la vida, convirtiéndolo en sublime al mezclarlo con su saliva.
Introduce los dedos empezando por los extremos hasta llegar al fondo, y arrastra cualquier resto sin dar nada por perdido. En un último intento por alcanzar el éxtasis, los introduce en su boca y los dibuja a través de su lengua, hasta dejarlos limpios de cualquier resquicio. Desea que todo rastro ajeno a él, no sea más que un recuerdo. Con discreción, retira una gota que cae por la comisura de sus labios con la punta de la lengua. Lo saborea por última vez. No sabe cuándo, vencido por la tentación, volverá a sucumbir a esa seducción que le abstrae de todo lo que le rodea y le hace  sentir libre.
Se levanta lentamente y se ajusta el pantalón. Respirando una culpa que lo reafirma en su rebeldía, sale discretamente del local y sonríe mientras camina de regreso a casa. Hoy no cenará, para que la inmensa taza de chocolate que acaba de disfrutar no arruine la analítica prevista para la mañana siguiente.

1 comentario:

  1. un poco disgustante,para mi como mujer,ver las alabanzas, sobre el cuerpo, y sus erotizaciones, cuestión que no es de mi absoluto comprender, pero bien lo respeto,cada cual sabe lo que dice,por que lo dice
    un saludo cordial
    lidia-la escriba
    www.nuncajamashablamos.blogspot.com

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