viernes, 25 de noviembre de 2011

Sin nada más que tus ojos convertidos en palabras, me inundas en un instante, transformando mi cuerpo en tu esencia hecha carne.





Tu lengua disputa a tus dedos el calor de mis labios, desprovistos de todo lo que no sea el ansia de sentir cómo deshaces mís limites.

No hay comentarios:

Publicar un comentario