martes, 22 de noviembre de 2011

Mis labios te acogen, ansioso y egoísta mientras mi boca, libre de las ataduras de tu lengua, perfila un gemido.


Casi tocar con la mano la inmensidad de tu sexo, casi sentirte desde todos los ángulos de mi entrepierna, casi dejar las palabras para cuando necesitemos desconocernos.

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