miércoles, 28 de enero de 2015

Resurrección.






Llegar a ti
con el corazón
desterrado de mi pecho.
Con mi boca,
desgranada sobre tu piel,
en interminable rosario.
Y mis manos,
midiendo tu crecida
entre mis dedos,
en eterno rezo.
Llegar a ti
tras morir una vida entera,
para resucitar
en el trecho que separa
el primer beso,
del último latir de tus caderas.


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